El origen de los nomos de jardín
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Según las leyendas europeas del siglo XIX, los gnomos o nomos son enanos fantásticos que viven bajo tierra trabajando en minas y custodiando tesoros, como piedras y metales preciosos. Por esta razón, se ha creído desde entonces que colocar un gnomo en el jardín era sinónimo de fortuna en el hogar. Hay quienes creen también que estos seres protegen de los ladrones y de poderes maléficos.
Parece ser, según varios documentos, que la verdadera estética de los enanos se relaciona con los turcos, ya que estos reclutaban pigmeos para trabajar en las minas. Estos les vestían con ropas llamativas y sombreros puntiagudos rojos para que pudiesen ser vistos en la oscuridad y la distancia. Por este motivo se empezaron a asociar mágicamente con la tierra.
Fue en la ciudad alemana de Graefenroda cuando por primera vez, según la historia, se crearon las primeras estatuillas de barro que representaban a animales y personajes populares, entre ellos los gnomos. Toda esta leyenda de los enanos mineros inspiró a la película de dibujos animados de Disney Blancanieves y los 7 enanitos.
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%(thumbs-o-up) Consejos
- Primer consejo
- Secundo Cconsejo
- Tercer consejo
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La broma de los enanos viajeros
Estos enanos de jardín han cobrado mucha popularidad, sin embargo, gracias a la película francesa Amélie, en la que se muestra cómo un propietario recibe fotografías de su enano de jardín viajando por distintas ciudades tras haber sido sustraído de su lugar habitual.
Y, ciertamente, existe en Europa desde hace dos décadas un grupo, llamado Frente de Liberación de los Enanos de Jardín, que roba estas estatuillas de los jardines para, según argumentan, devolverlos a la naturaleza, su entorno habitual. Así, los integrantes de esta organización hacen creen a sus propietarios que sus enanos han estado viajando por destinos y lugares exóticos y mandándoles fotografías a modo de prueba. Tras el ‘secuestro’, estos enanos a veces son devueltos a su lugar original tras un buen contacto con la naturaleza.
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